Jesús complejos
¿Alguna vez has conocido a alguien con tal magnetismo personal que ellos son siempre el centro de atención? Quizás sea su personalidad o su inteligencia –pero algo acerca de ellos es enigmático. Bueno, esa es la manera en que fue hace dos mil años con Jesu Cristo. Pero, mientras muchos personajes grandes sencillamente se pierden en los libros históricos, Jesús de Nazaret sigue siendo el enfoque de múltiples libros y controversias en los medios de comunicación.
Pero lo que hace a Jesús relevante aún hoy en el siglo 21 es la convicción de sus seguidores de que resucitó de la muerte y las afirmaciones sorprendentes que él hizo acerca de si mismo. Como un impredecible carpintero de un pequeño pueblo en Galilea de Israel, Jesús hizo afirmaciones que, si son ciertas, tienen implicaciones profundas en nuestras vidas. Según Jesús, usted y yo somos especiales, parte de un gran plan cósmico.
Principalmente fueron las escandalosas afirmaciones de Jesús que le causaron ser visto como una persona excéntrica tanto por las autoridades romanas como por la jerarquía judía. Si bien él era un forastero sin credenciales o base de poder político, dentro de tres años, Jesús cambió el mundo para los siguientes 20 siglos. Otros líderes morales y religiosos han dejado un impacto – pero nada como ese desconocido carpintero de Nazaret.
¿Qué era lo que en Jesucristo hizo la diferencia? ¿Era él meramente un gran hombre, o algo más?
Estas preguntas llegan al corazón de quien fue Jesús realmente. Algunos creen que él era meramente un gran maestro moral; otros creen que él era simplemente el líder de la más grande religión del mundo. Pero muchos creen algo más grande. Los cristianos creen que Dios de hecho nos ha visitado en forma humana. Y ellos creen en la evidencia que lo respalda. Entonces, ¿quién es el verdadero Jesús? Echemos un vistazo más de cerca.
Así como nosotros tomamos un vistazo más profundo a la persona más controversial del mundo, empezamos preguntándonos: ¿Jesús podría haber sido meramente un gran maestro moral?
¿Un Gran Maestro de la Moral?
Casi todos los eruditos reconocen que Jesús fue un gran maestro moral. De hecho, su brillante entendimiento de la moralidad humana es un logro reconocido incluso por aquellos de otras religiones. En su libro Jesús de Nazaret, el erudito judío Joseph Klausner escribió, “Es universalmente admitido… que Cristo enseñó las más puras y sublimes éticas… las cuales arrojan los preceptos morales y máximas de los hombres más sabios de la antigüedad lejos dentro de la sombra.”[1]
El sermón del monte de Jesús ha sido llamado la enseñanza más excelente de ética humana jamás pronunciada por un individuo. De hecho, mucho de lo que nosotros conocemos hoy como “igualdad de derechos” en realidad son el resultado de la enseñanza de Jesús. El historiador Will Durant dijo de Jesús que “él vivió y luchó incansablemente por la `igualdad de derechos’; en tiempos modernos él habría sido enviado a Siberia. ‘El que es mayor entre ustedes, será vuestro siervo’- esta es la inversión de toda sabiduría política, de toda cordura”.[2]
Algunos han tratado de separar las enseñanzas de Jesús en ética de las afirmaciones sobre el mismo, creyendo que el fue simplemente un gran hombre quien enseñó elevados principios morales. Esta fue la propuesta de uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América.
El Presidente Thomas Jefferson, nunca el educado racionalista, se sentó en la Casa Blanca con dos copias idénticas del Nuevo Testamento, una recta punta de navaja, y una gavilla de un octavo de tamaño de papel. En el transcurso de unas pocas noches, él hizo un rápido trabajo de cortar y pegar su propia Biblia, un delgado volumen que él llamó “La filosofía de Jesús de Nazaret”. Después de cortar cada pasaje que sugería la naturaleza divina de Jesús, Jefferson tenía un Jesús quien era no más ni menos que un buen guía ético.[3]
Irónicamente, las palabras memorables de Jefferson en la Declaración de Independencia tienen sus raíces en la enseñanza de Jesús de que cada persona es de inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la raza o el estatus social. El famoso documento expone,: “Nosotros sostenemos estas verdades que son evidentes por sí solas, de que todos los hombres son creados iguales, que ellos son dotados por su creador con ciertos derechos inalienables…”
Pero la pregunta que Jefferson nunca hizo es: ¿cómo podría Jesús ser un gran líder moral si él mintió acerca de ser Dios? Entonces quizás él no era realmente moral después de todo, pero su motivo fue comenzar una gran religión. Veamos si eso explica la grandeza de Jesús.
¿Un Gran Líder Religioso?
¿Se merecía Jesús el titulo de “gran líder religioso? Sorprendentemente, Jesús nunca proclamo ser un líder religioso. Él nunca se metió en la política religiosa o impulso una agenda ambiciosa, y él ministró casi en su totalidad fuera de la establecida estructura religiosa.
Cuando uno compara a Jesús con los otros grandes líderes religiosos, una notable distinción emerge. Ravi Zacarías, quien creció en una cultura Hindú, ha estudiado las religiones del mundo y observó una distinción fundamental entre otros fundadores religiosos y Jesucristo.
“Lo que sea que nosotros podamos pensar de sus afirmaciones, una realidad es inevitable. Ellos son profesores que apuntan a sus enseñanzas o muestran unamanera particular. En todo esto, ahí emerge una instrucción, una manera de vida. No es Zoroastro a quien usted se vuelve, no es Zoroastro a quien usted escucha. No es Buda quien te libra; son sus Verdades Nobles que te instruyen. No es Mahoma quien te transforma; es la belleza del Corán que te corteja. Por contraste, Jesús no solo enseña o expone Su mensaje. Él era idéntico con Su mensaje.”[4]
La verdad del punto de Zacarías subrayado por el número de veces en los evangelios que la enseñanza del mensaje de Jesús fue sencillamente “Ven a mí” o “Sígueme” o “Obedéceme”. También, Jesús hizo claro que su misión principal era perdonar los pecados, algo que solo Dios podía hacer.
Ningún otro líder religioso importante jamás proclamó tener el poder para perdonar pecados. Pero esa no es la única afirmación que Jesús hizo que lo separan de los otros. En The World´s Great Religions, (Las Grandes Religiones del Mundo) Huston Smith observó, “Solo dos personas asombraron a sus contemporáneos tanto que la pregunta que evocaron no fue ´¿Quién es él?’ sino ´¿Qué es él?´ Ellos fueron Jesús y Buda. Las respuestas que estos dos dieron fueron exactamente contrarias. Buda dijo inequívocamente que él era un mero hombre, no un dios –casi como si él preveía intentos más tarde de adorarle. Jesús, por otra parte, afirmó…ser divino.”[5]
¿Jesús afirmaba ser Dios?
Claramente, desde los primeros años de la iglesia, Jesús fue llamado Señor y considerado por la mayoría de los cristianos como Dios.Sin embargo su divinidad fue una doctrina que fue sometida a gran debate. Entonces la pregunta—y es la pregunta—es esta: ¿Realmente afirmaba Jesús ser Dios (el Creador), o fue su divinidad algo inventado o asumido por los autores del Nuevo Testamento? (Ver “¿Afirmó Jesús ser Dios?”)
Algunos eruditos creen que Jesús era un maestro tan poderoso y un personaje tan fascinante que sus discípulos solo asumieron que él era Dios. O tal vez ellos solo querían pensar que él era Dios. John Dominic Crossan y el Seminario Jesús (un grupo escéptico marginal de estudiosos con presuposiciones en contra de los milagros) están entre aquellos que creen que Jesús fue divinizado por error.
Aunque libros como El Código Da Vinci argumentan que la divinidad de Jesús fue una doctrina tardía de la iglesia, la evidencia muestra lo contrario. La mayoría de cristianos que aceptan los evangelios como fiables insisten que Jesús afirmó su deidad. Esa creencia puede ser trazada hasta los seguidores inmediatos de Jesús.
Pero hay aquellos que están dispuestos a aceptar a Jesús como un gran maestro, pero indispuestos a llamarle Dios. Thomas Jefferson no tuvo problema aceptando las enseñanzas de Jesús en moralidad y ética mientras negara su deidad.[6] Pero como hemos dicho, y estudiaremos mas adelante, si Jesús no fue quien él afirmó ser, entonces debemos examinar algunas otras alternativas, ninguna de las cuales lo harían un gran maestro moral.
Incluso una lectura superficial de los evangelios revelan que Jesús afirmaba ser alguien más que un profeta como Moisés o Daniel. Pero es la naturaleza de esas afirmaciones lo que nos preocupa. Dos preguntas son dignas de atención.
¿Realmente afirmó Jesús ser Dios?
Cuando él dice “Dios,” ¿Jesús realmente quiso decir que él era el Creador del universo del que se habla en la Biblia Hebrea?
Para dirigir estas preguntas, consideremos las palabras de Jesús en Mateo 28:18: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.” ¿Qué quiso decir Jesús cuando afirmó tener toda autoridad en el cielo y en la tierra?
Antes de que Jesús tomara la forma de hombre, se nos dice que co-existía eternamente con su Padre, y que Dios le había dado toda autoridad. Pero Filipenses 2:6-11 nos dice que aunque Jesús había existido en forma de Dios, se “vació” de los poderes de Dios para ser hecho un ser humano. Sin embargo, el mismo pasaje nos dice que después de su resurrección Jesús fue restaurado a su gloria anterior, y que un día “toda rodilla se ANTERIORá ante él como Señor.”
Por lo tanto, ¿qué quiso decir Jesús cuando afirmó tener toda autoridad en el cielo y en la tierra? “Autoridad” era un termino bien entendido entre los romanos-que ocupaban el territorio de Israel. En ese momento, César era la autoridad suprema en el mundo romano entero. Su edicto podría al instante lanzar legiones para la guerra, condenar o exonerar a criminales, y establecer leyes y reglas de gobierno. De hecho, la autoridad del César era tal que él mismo alegó divinidad.
Entonces, al menos Jesús estaba afirmado autoridad comparable a César mismo. Pero él no dijo solamente que él tenía más autoridad que los líderes judíos o gobernantes romanos; Jesús estaba afirmando ser la autoridad suprema del universo. Para aquellos a quienes él les habló, significó que él era Dios. No un dios—pero el Dios. Ambas sus palabras y acciones testificaban al hecho de que creían que Jesús era Dios.
¿Jesús afirmó ser el Creador?
Pero, ¿es posible que Jesús estuviera solo reflejando la autoridad de Dios y no estaba declarando que él era el verdadero Creador? A primera vista eso parece creíble. Sin embargo la afirmación de Jesús de tener toda autoridad parece tener sentido solo si él es el Creador del universo. La palabra “toda” abarca todo, incluyendo la creación misma.
Así como miramos mas profundo dentro de las propias palabras de Jesús, un patrón parece emerger. Jesús hizo afirmaciones radicales sobre él mismo que, si ciertas, inconfundiblemente apuntan s su deidad. Aquí esta una lista parcial de tales declaraciones como registradas por relatos de testigos oculares.
“Yo soy la resurrección y la vida.” (Juan 11:25)
“Yo soy la luz del mundo.” (Juan 8:12)
“Yo y mi padre somos uno.” (Juan 10:30)
“Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin.” (Apocalipsis 22:13).”
“Yo soy el camino, la verdad, y la vida.” (Juan 14:6)
“Yo soy el único camino al Padre [Dios].” (Juan 14:6)
“Si me has visto, has visto al Padre.” (Juan 14:9)
Una vez más, debemos ir atrás al contexto. En las Sagradas Escrituras Hebreas, cuando Moisés preguntó a Dios su nombre en la zarza ardiente, Dios respondió, “YO SOY.” Él le estaba diciendo a Moisés que Él es el único Creador, eterno y trascendente en el tiempo.
Desde el tiempo de Moisés, ningún judío practicante se referiría a sí mismo o ningún otro por el “Yo Soy.” Como resultado, la afirmación del “YO SOY” de Jesús enfureció a los líderes judíos. Una vez, por ejemplo, algunos líderes le explicaron a Jesús porque ellos estaban tratando de matarlo: “Porque usted, un simple hombre, se ha llamado a usted mismo Dios” (Juan 10:33).
Pero el punto aquí no es simplemente que tal frase enojara a los líderes religiosos. El punto es que ellos conocían exactamente lo que él estaba diciendo—él estaba afirmando ser Dios, el Creador del Universo. Sólo esta afirmación habría traído la acusación de blasfemia. Leer en el texto que Jesús afirmó ser Dios es claramente justificado, no simplemente por sus palabras, pero también por la reacción a estas palabras.
¿Qué clase de Dios?
La idea de que somos todos parte de Dios, y que dentro de nosotros esta la semilla de divinidad, simplemente no es un posible significado de las palabras y acciones de Jesús. Tales pensamientos son revisionistas, extraños a su enseñanza, extraños a su declaración de creencias, y extraño al entendimiento de sus discípulos de su enseñanza.
Jesús enseño que él es Dios en la manera que los Judíos entendían a Dios y la manera que las Escrituras Hebreas retrataban a Dios, no en la manera en que el movimiento de Nueva Era entiende a Dios. Ni Jesús o su audiencia han sido criados en Star Wars, y entonces cuando ellos hablaron de Dios, ellos no estaban hablando de fuerzas cósmicas. Es simplemente mala historia redefinir lo que Jesús quiso decir con el concepto de Dios.
Pero si Jesús no era Dios, ¿seguimos bien nosotros llamándolo un gran maestro moral? C.S. Lewis argumentó, “Estoy aquí tratando de impedir a cualquiera de decir la cosa realmente absurda que la gente a menudo dicen de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios.’ Esa es la única cosa que no debemos de decir.”[7]
En su búsqueda de la verdad, Lewis supo que él no podía tener ambos sentidos con la identidad de Jesús. O Jesús era quien afirmaba ser—Dios en la carne, —o sus afirmaciones eran falsas. Y si ellas eran falsas, Jesús no podría ser un gran maestro moral. Él estaría mintiendo intencionalmente o sería un lunático con el complejo de Dios.
¿Era Jesús un Mentiroso?
Uno de los más conocidos y más influyentes trabajos políticos de todos los tiempos fue escrito por Nicolás Maquiavelo en 1532. En su clásico, El Príncipe, Maquiavelo exalta el poder, el éxito, la imagen, y la eficiencia por encima de la lealtad, la fe, y la honestidad. Según Maquiavelo, mentir esta bien si logra un fin político.
¿Podría Jesucristo haber sido motivado por este principio Maquiavélico? De hecho, los opositores Judíos de Jesús estuvieron constantemente tratando de exponerlo como un fraude y un mentiroso. Ellos lo inundaron con preguntas en un intento de ponerle una trampa y hacerlo contradecirse a si mismo. Sin embargo, Jesús respondió con notable consistencia.
La pregunta con la que debemos lidiar es, ¿qué podría motivar a Jesús a vivir su vida entera como una mentira? El enseñó que Dios se oponía a la mentira y la hipocresía, entonces él no lo estaría haciendo para complacer a su Padre. Él claramente no mintió para el beneficio de sus seguidores. (Todos menos uno fueron martirizados.) Y así somos dejados con sólo otras dos explicaciones razonables, cada una de las cuales es problemática.
Beneficio
Mucha gente ha mentido por ganancia personal. De hecho, la motivación de la mayoría de los mentirosos es algún beneficio percibido para sí mismos. ¿Qué podría haber esperado ganar Jesús al mentir sobre su identidad? El poder sería la respuesta más obvia. Si la gente creía que él era Dios, él tendría un enorme poder. (Eso es por que muchos lideres antiguos, tal como el del César, afirmaban un origen divino.)
El problema con esta explicación es que Jesús rechazó todos los intentos de moverlo a él en la dirección del poder sentado, en vez de regañar a aquellos que abusaron de tal poder y vivieron sus vidas persiguiéndolo. Él también escogió alcanzar a los relegados (prostitutas y leprosos), aquellos sin poder, creando una red de gente cuya influencia era menos que cero. En una manera que puede solo ser descrita como extraña, todo lo que Jesús hizo y dijo se movió diametralmente en la otra dirección del poder.
Parece que si el poder fue la motivación de Jesús, él habría evitado la cruz a toda costa. Sin embargo, en varias ocasiones, él dijo a sus discípulos que la cruz era su destino y misión. ¿Cómo podría morir en una cruz romana traerle a uno poder?
La muerte, por supuesto, trae todas las cosas en el enfoque adecuado. Y mientras muchos mártires han muerto por una causa en la que ellos creían, pocos han estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Ciertamente toda esperanza para la propia ganancia personal de Jesús habría terminado en la cruz. Aún, a su último aliento, él no renunciaría a su afirmación de ser el único Hijo de Dios.
Un Legado
Por lo tanto si Jesús no iba a mentir para beneficio personal, quizás sus afirmaciones radicales fueron falsificadas con el propósito de dejar un legado. Pero la posibilidad de ser golpeado a una pulpa y clavado a una cruz humedecería rápidamente el entusiasmo de la mayoría, que serían superestrellas.
Aquí hay otro hecho fascinante. Si Jesús estuvo hubiera simplemente dejado caer la afirmación de ser el Hijo de Dios, él nunca habría sido condenado. Fue su afirmación de ser Dios y su poca disposición de retractarse de ello que lo llevó a la crucifixión.
Si realzando su credibilidad y reputación histórica fue lo que motivó a Jesús a mentir, hay que explicar cómo un carpintero de un pueblo pobre de Judea pudo anticipar estos eventos que lanzarían su nombre a prominencia mundial. ¿Cómo sabría él que su mensaje sobreviviría? Los discípulos de Jesús habían huido y Pedro lo había negado. No exactamente la fórmula de lanzamiento de un legado religioso.
¿Los historiadores creen que Jesús mintió? Los estudiosos han escudriñado las palabras y vida de Jesús para ver si hay alguna evidencia de un defecto en su carácter moral. De hecho, incluso los más ardientes escépticos están atónitos por la moral y pureza ética de Jesús. Uno de estos era el escéptico y antagonista John Stuart Mill (1806-73), el filósofo. Mill escribió de Jesús:
“Sobre la vida y dichos de Jesús hay un sello personal de originalidad combinado con profundidad de perspicacia en el primer rango de hombres de sublime genio de los cuales nuestra especie puede jactarse. Cuando este preeminente genio es combinado con las cualidades de probablemente el más grande reformador moral y mártir de esa misión que jamás halla existido sobre la tierra, la religión no puede decir haber hecho una mala elección escogiendo a este hombre como el representante ideal y guía para la humanidad.”[8]
De acuerdo con el historiador Philip Schaff, no hay evidencia, ni en la historia de la iglesia o en la historia secular, de que Jesús mintió acerca de nada. Schaff argumentó,:
“¿Cómo, en nombre de la lógica, sentido común, y experiencia, podría un mentiroso, egoísta, un hombre depravado haber inventado, y continuamente mantenido desde el principio hasta el fin, el más puro y noble carácter conocido en la historia con el más perfecto aire de verdad y realidad?”[9]
Para ir con la opción de mentiroso parece nadar contra corriente ante todo lo que Jesús enseñó, vivió, y por lo que murió. Para la mayoría de los estudiosos, simplemente no tiene sentido. Sin embargo, para negar las afirmaciones de Jesús, uno debe llegar con alguna explicación. Y si las afirmaciones de Jesús no son verdad, y él no estaba mintiendo, la única opción restante es que él debió haber sido auto-engañado.
¿Era Jesús un Lunático?
Albert Schweitzer, quién fue galardonado con el Premio Nobel en 1952 por sus esfuerzos humanitarios, tenía sus propias opiniones sobre Jesús. Schweitzer concluyó que la locura estaba detrás de las afirmaciones de Jesús de ser Dios. En otras palabras, Jesús estaba equivocado sobre sus afirmaciones pero no mintió intencionalmente. De acuerdo a esta teoría, Jesús en realidad estaba engañado, creyendo que él era el Mesías.
C.S. Lewis consideró esta opinión cuidadosamente. Lewis dedujo la locura de las afirmaciones de Jesús—si ellas no son verdad. Él dijo que alguien que afirmaba ser Dios no sería un gran maestro moral. “Él podría ser un lunático—al nivel de un hombre que dice que él es un huevo hervido—o de lo contrario él sería el Diablo del Infierno.”[10]
Incluso los más escépticos del cristianismo rara vez cuestionan la cordura de Jesús. El reformador social William Channing (1780-1842), ciertamente no un cristiano, hizo la siguiente observación sobre Jesús:
“El cargo de un extravagante, auto-engañado entusiasmo es lo último de lo que puede ser atribuido a Jesús. ¿Dónde podemos encontrar rastros de ello en la historia? ¿Los detectamos en la tranquila autoridad de Sus preceptos”[11]
Si bien su propia vida fue llena de inmoralidad y escepticismo personal, el nombrado filosofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-78) reconoció el carácter superior y la presencia de juicio de Jesús:
“Cuando Platón describe su imaginario hombre recto, cargado con todos los castigos de culpa, pero mereciendo la más alta recompensa de virtud, él describe exactamente el personaje de Jesús. …Que presencia de juicio. …Si, si la vida y muerte de Sócrates son aquellas de un filósofo, la vida y muerte de Jesús son aquellas de un Dios.”[12]
Schaff planteó la interrogación que debemos preguntarnos nosotros mismos:
“¿Es ese el intelecto—completamente sano y vigoroso, siempre listo y siempre sereno –responsable de un radical y más serio engaño en relación con su propio carácter y misión?”[13]
Entonces, ¿Fue Jesús un mentiroso o un lunático, o fue el Hijo de Dios? ¿Podría haber estado en lo correcto, Jefferson al etiquetar a Jesús de “solo un buen maestro moral” mientras negándole su deidad? Interesantemente, la audiencia que escuchó a Jesús—ambos creyentes y enemigos—nunca lo consideró como un simple maestro moral. Jesús produjo tres efectos principales en la gente que lo conocían: odio, terror, o adoración.
Y hoy, 2000 años más tarde, Jesús sigue siendo la persona más polarizadora en nuestro mundo. Aún no son su moralidad y ética, o legado que inflaman pasiones. El mensaje que Jesús trajo al mundo fue que Dios nos hizo con un propósito—y ese propósito esta envuelto en Su Hijo.
Las afirmaciones de Cristo Jesús nos obligan a escoger. Como Lewis declaró, no podemos poner a Jesús en la categoría de ser solamente un gran líder religioso o un buen maestro moral. Este pasado profesor de Oxford y escéptico nos desafía a tomar decisiones en cuanto a Jesús:
“Usted debe hacer una elección. O este hombre fue y es el Hijo de Dios: o bien un loco o algo peor. Usted puede encerrarlo a Él como un tonto, usted puede escupirle a Él y matarlo como a un demonio o usted puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos permita venir con ninguna afirmación condescendiente y sin sentido acerca de que es un gran maestro humano. Él no nos dejo esa posibilidad abierta a nosotros. No era su intención.”[14]
El pasado ateo Lewis concluyó que Jesús no era ni un mentiroso ni un lunático. La mejor explicación para la vida única, los milagros y las afirmaciones de Jesús es que él es Señor y Dios.
El apóstol Pablo, quien anteriormente rechazó a Jesucristo como otro radical con complejo de Mesías, luego escribe de él así:
“Pues Cristo es la expresión visible de el Dios invisible. Existió antes de que empezara la creación, porque por él fueron creadas todas las cosas, sean espirituales o materiales, visibles o invisibles… Es más, absolutamente toda cosa fue creada por medio y para él… La vida de la nada inició por él, y él es, por lo tanto, justificablemente llamado el Señor de todo.” Colosenses 1:15-17, J.B. Phillips.