miércoles, 1 de mayo de 2013

Bin Laden, Hitler, Lenin y Guevara: el poder de los santuarios

Bin Laden, Hitler, Lenin y Guevara: el poder de los santuarios:
Mar Arábigo
Según el gobierno de EE.UU., Bin Laden fue sepultado en el Mar Arábigo.
El cuerpo de Osama bin Laden fue sepultado en el mar para negarles a sus seguidores un santuario, según se ha informado. Pero ¿por qué las tumbas de los líderes importan tanto?
Para un hombre que había sido el más buscado del mundo, fue un lugar de descanso final profundamente mediocre.
Su cadáver fue lanzado al océano desde un portaaviones de Estados Unidos y los funcionarios de ese país se han esforzado en insistir en que el proceso se llevó a cabo en "estricta conformidad con los preceptos y las prácticas islámicas".
Pero el propósito de su sepultura marina era clara: asegurarse de que no habría ninguna tumba que se convirtiera en santuario para sus seguidores y en herramienta de reclutamiento para el islamismo extremista.
Es un motivo con claros antecedentes históricos. Los regímenes victoriosos, sobre todo cuando se enfrentan a movimientos ideológicos con líderes carismáticos, a menudo se han mostrado ansiosos de negarles a sus enemigos derrotados un punto de encuentro, un lugar donde los simpatizantes puedan reunirse para venerar a sus muertos.

Hitler y Ernesto "Che" Guevara

El cadáver parcialmente cremado de Adolfo Hitler fue desenterrado por las fuerzas soviéticas invasoras de su sepultura inicial en Berlín, la capital alemana, antes de ser trasladado en varias ocasiones.
Casa de Hitler en los Alpes
La casa de Hitler en los Alpes fue demolida.
Su destino final es un misterio y algunos alegan que su cráneo y su mandíbula fueron llevados a Moscú, la capital de la ex Unión Soviética.
La casa del dictador en los Alpes bávaros, conocida como Berghof, fue demolida en la década de 1950 por el gobierno de Alemania Occidental, que temía que se convirtiera en un punto focal para los neo-nazis.
Otros líderes nazis ejecutados por los aliados después de los juicios de Nuremberg fueron cremados y sus cenizas fueron esparcidas en el río Conwentzbach para frustrar cualquier intento por parte de posibles simpatizantes de conmemorarlos.
En el otro extremo del espectro político, el cuerpo del revolucionario argentino Ernesto "Che" Guevara fue fotografiado someramente por los enemigos que lo mataron en Bolivia antes de enterrarlo en una tumba sin nombre. Sus adversarios quizás anticipaban el culto que inspiraría.

El Madhi, Lenin y Stalin

El destino de Bin Laden hace eco de cómo el imperio británico trató a otro musulmán insurgente, Ahmad Muhammad, conocido como El Mahdi, cuya tumba fue destruida en Sudán para evitar convertirla en un punto de encuentro para sus seguidores.
Ahmad Muhammad, conocido como el Mahdi
La tumba de El Mahdi fue destruida por los británicos pero sus seguidores la reconstruyeron, sin él dentro.
El Mahdi obtuvo victorias militares contra los británicos, incluida la masacre de la guarnición de Jartum, antes de morir de tifus. Sus seguidores fueron aplastados por los británicos, su tumba fue destruida y sus huesos fueron arrojados al río.
El esfuerzo consciente de algunos para evitar levantarles santuarios a sus enemigos se contrapone a la voluntad de los regímenes ideológicos de crearles santuarios a sus héroes.
La muestra pública del cadáver embalsamado de Vladimir Ilich Lenin, mucho después de su muerte, en un mausoleo de la Plaza Roja de Moscú, puede haber tenido la intención de representar la persistencia de la mitología de la fundación de la Unión Soviética.
Pero esto significaba que, por extensión, el destino de los restos de José Stalin -que al principio aparecían junto a los de Lenin, su predecesor, y luego fueron retirados durante el deshielo iniciado por Nikita Jruschov- simboliza el proceso por el cual disminuyó su reputación.

Mussolini y Franco

Para el catedrático Michael Cox, del departamento de Relaciones Internacionales de la London School of Economics, en el Reino Unido, el fin marino de Bin Laden va más allá de las circunstancias específicas del mundo después del 11 de septiembre de 2001.
Mussolini y Hitler
Mussolini terminó en una cripta pero de Hitler se desconoce el paradero.
En su opinión, la mitología de muchas ideologías revolucionarias depende tanto de la veneración de los héroes caídos que sus oponentes siempre intentan frenar cualquier atractivo emocional.
"No es algo específicamente islámico. Hay una cuestión más amplia sobre el papel de los mártires en cualquier tipo de lucha, no sólo en términos de la iconografía, sino también en cómo el martirio se utiliza como un medio para continuar la lucha. Los mártires ayudan a crear nuevos adeptos", señala.
En efecto, un fuerte indicativo del poder de los santuarios son las batallas que se libran por ellos mucho después de la muerte de sus ocupantes.
El cadáver del líder italiano Benito Mussolini fue, sucesivamente, colgado de ganchos de carne por partisanos victoriosos, enterrado en una tumba anónima, desenterrado por fascistas leales a él, re-capturado por las autoridades y finalmente enterrado de nuevo en una cripta, años después de su muerte.
Del mismo modo, el Valle de los Caídos, cerca de Madrid, que alberga la tumba de Francisco Franco y fue construida en parte por presos republicanos, divide a muchos españoles hasta nuestros días según las líneas de la guerra civil.

Inmortalidad

¿Podría el lugar de la muerte de Bin Laden convertirse en "su" santuario?

Dando sepultura a Bin Laden en el mar, las autoridades estadounidenses pretendían evitar que su lugar de reposo se convirtiera en un lugar de peregrinación.
Sin embargo, algunos creen que ese papel podría ser representado por el sitio donde el fundador de al-Qaeda fue abatido.
"Probablemente Pakistán destruirá la casa en la que vivió Bin Laden. ¿Pero qué harán con el suelo sobre el que estuvo?", escribió el periodista Jon Lee Anderson en su blog en la revista New Yorker.
Por esta razón, considera el historiador Laurence Rees, autor de "A puerta cerrada. Historia oculta de la Segunda Guerra Mundial", el santuario de cualquier líder político tiene la intención de proporcionarle cierto tipo de inmortalidad.
Los dictadores mismos, observa, tienden a darle una gran importancia a dejar atrás un recuerdo permanente de sí mismos.
"Hitler no creía en la vida después de la muerte, pero sí creía que seguiría viviendo a través de lo que había logrado", dice.
"Él se imaginaba que estaría en una especie de sarcófago gigante y que, incluso después de la muerte, seguiría físicamente ahí, pero la derrota le negó eso", añade.

Teorías de conspiración

Por supuesto, la misma falta de un monumento permanente o, de hecho, de un cadáver, hizo que las teorías de conspiración sobre el destino de Bin Laden florecieran casi tan pronto como se anunció su muerte.
"No es algo específicamente islámico. Hay una cuestión más amplia sobre el papel de los mártires en cualquier tipo de lucha, no sólo en términos de la iconografía, sino también en cómo el martirio se utiliza como un medio para continuar la lucha. Los mártires ayudan a crear nuevos adeptos"
Michael Cox, London School of Economics
Tampoco ha sido el líder de al-Qaeda el único difunto cuya falta de un santuario ha dado lugar a tales sospechas. Las especulaciones sobre el destino de Hitler, en particular, se convirtieron en un subgénero de la conspiración especialmente resistente.
David Aaronovitch, un columnista del periódico británico The Times que se dedicó a desacreditar ese tipo de especulaciones en su libro "Historias del vudú: El papel de las teorías de la conspiración en la formación de la historia moderna", cree que este fenómeno se deriva de una proclividad humana profundamente arraigada.
"Tan pronto como escuché la noticia, yo sabía que -como dos y dos son cuatro- habría teorías de conspiración diciendo que no era Bin Laden", dice.
"Es un error suponer que las teorías de conspiración surgen debido a algo tan concreto como las evidencias. Se trata de un deseo de que haya una historia diferente".

"Impulso emocional"

Pero igualmente, indica Aaronovitch, está profundamente arraigada la necesidad de marcar el fallecimiento de un miembro de la tribu a que uno pertenece.
Seguidores de Bin Laden
El lugar donde murió Bin Laden podría adquirir un valor simbólico para muchos de sus seguidores.
Según él, a su vez, esto significa que el propio hecho de negarle esos rituales a un opositor refleja un impulso emocional no reconocido.
"Los ritos de sepultura tienen mucho de psicología profunda", dice.
"Hay una especie de satisfacción que creo que los estadounidenses no reconocen, ahora que pueden decir 'lanzamos a Osama bin Laden al mar'", explica.
Las coordenadas exactas del lugar donde Bin Laden fue sepultado tal vez nunca se lleguen a saber y este hecho da una idea de su trascendencia tanto en la vida como en la muerte.
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La devoción a la Virgen en la Iglesia primitiva. Mes de Mayo.

La devoción a la Virgen en la Iglesia primitiva. Mes de Mayo.:
LOS ORÍGENES DE LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
La Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios desde los albores del cristianismo.

La Virgen María





"Los primeros cristianos, a los que hemos de acudir siempre como modelo, dieron un culto amoroso a la Virgen. En las pinturas de los tres primeros siglos del Cristianismo, que se conservan en las catacumbas romanas, se la contempla representada con el Niño Dios en brazos. ¡Nunca les imitaremos bastante en esta devoción a la Santísima Virgen!"
(San Josemaría Escrivá)

Con ocasión del mes de Mayo hablamos sobre los orígenes de la devoción mariana en los primeros cristianos.

 “DESDE AHORA TODAS LAS GENERACIONES ME LLAMARÁN BIENAVENTURADA” (Lc 1, 48)
Como han puesto en evidencia los estudios mariológicos recientes, la Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios y Madre nuestra desde los albores del cristianismo.
Primera representación de la Virgen María
Primera representación de la Virgen María (Catacumbas de Santa Priscila)
En los tres primeros siglos la veneración a María está incluida fundamentalmente dentro del culto a su Hijo.

Un Padre de la Iglesia resume el sentir de este primigenio culto mariano refiriéndose a María con estas palabras: «Los profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas alabanzas».

De estos primeros siglos sólo pueden recogerse testimonios indirectos del culto mariano. Entre ellos se encuentran algunos restos arqueológicos en las catacumbas, que demuestran el culto y la veneración, que los primeros cristianos tuvieron por María.

Tal es el caso de las pinturas marianas de las catacumbas de Priscila: en una de ellas se muestra a la Virgen nimbada con el Niño al pecho y un profeta (quizá Isaías) a un lado; las otras dos representan la Anunciación y la Epifanía.

Todas ellas son de finales del siglo II. En las catacumbas de San Pedro y San Marceliano se admira también una pintura del siglo III/IV que representa a María en medio de S. Pedro y S. Pablo, con las manos extendidas y orando.

Una magnífica muestra del culto mariano es la oración “Sub tuum praesidium” (Bajo tu amparo nos acogemos)  que se remonta al siglo III-IV, en la que se acude a la intercesión a María.

Los Padres del siglo IV alaban de muchas y diversas maneras a la Madre de Dios. San Epifanio, combatiendo el error de una secta de Arabia que tributaba culto de latría a María, después de rechazar tal culto, escribe: «¡Sea honrada María! !Sea adorado el Señor!».

La misma distinción se aprecia en San Ambrosio quien tras alabar a la « Madre de todas las vírgenes» es claro y rotundo, a la vez, cuando dice que «María es templo de Dios y no es el Dios del templo» , para poner en su justa medida el culto mariano, distinguiéndolo del profesado a Dios.

Hay constancia de que en tiempo del papa San Silvestre, en los Foros, donde se había levantado anteriormente un templo a Vesta, se construyó uno cuya advocación era Santa María de la Antigua. Igualmente el obispo Alejandro de Alejandría consagró una Iglesia en honor de la Madre de Dios. Se sabe, además, que en la iglesia de la Natividad en Palestina, que se remonta a la época de Constantino, junto al culto al Señor, se honraba a María recordando la milagrosa concepción de Cristo.

En la liturgia eucarística hay datos fidedignos mostrando que la mención venerativa de María en la plegaria eucarística se remonta al año 225 y que en las fiestas del Señor -Encarnación, Natividad, Epifanía, etc.- se honraba también a su Madre. Suele señalarse que hacia el año 380 se instituyó la primera festividad mariana, denominada indistintamente «Memoria de la Madre de Dios», «Fiesta de la Santísima Virgen», o «Fiesta de la gloriosa Madre».


EL TESTIMONIO DE LOS PADRES DE LA IGLESIA
Virgen con el niño

Virgen con el niño
El primer Padre de la Iglesia que escribe sobre María es San Ignacio de Antioquía (+ c. 110), quien contra los docetas, defiende la realidad humana de Cristo al afirmar que pertenece a la estirpe de David, por nacer verdaderamente de María Virgen.

Fue concebido y engendrado por Santa María; esta concepción fue virginal, y esta virginidad pertenece a uno de esos misterios ocultos en el silencio de Dios.

En San Justino (+ c. 167) la reflexión mariana aparece remitida a Gen 3, 15 y ligada al paralelismo antitético de Eva-María.

En el Diálogo con Trifón, Justino insiste en la verdad de la naturaleza humana de Cristo y, en consecuencia, en la realidad de la maternidad de Santa María sobre Jesús y, al igual que San Ignacio de Antioquía, recalca la verdad de la concepción virginal, e incorpora el paralelismo Eva-María a su argumentación teológica.

Se trata de un paralelismo que servirá de hilo conductor a la más rica y  constante teología mariana de los Padres.

San Ireneo de Lyon (+ c. 202), en un ambiente polémico contra los gnósticos y docetas, insiste en la realidad corporal de Cristo, y en la verdad de su generación en las entrañas de María. Hace, además, de la maternidad divina una de las bases de su cristología: es la naturaleza humana asumida por el Hijo de Dios en el seno de María la que hace posible que la muerte redentora de Jesús alcance a todo el género humano. Destaca también el papel maternal de Santa María en su relación con el nuevo Adán, y en su cooperación con el Redentor.

En el Norte de África Tertuliano (+ c. 222), en su controversia con el gnóstico Marción), afirma que María es Madre de Cristo porque ha sido engendrado en su seno virginal.

En el siglo III se comienza a utilizar el título Theotókos (Madre de Dios). Orígenes (+ c. 254) es el primer testigo conocido de este título. En forma de súplica aparece por primera vez en la oración Sub tuum praesidium. que –como hemos dicho anteriormente- es la plegaria mariana más antigua conocida. Ya en el siglo IV el mismo título se utiliza en la profesión de fe de Alejandro de Alejandría contra Arrio.

A partir de aquí cobra universalidad y son muchos los Santos Padres que se detienen a explicar la dimensión teológica de esta verdad -San Efrén, San Atanasio, San Basilio, San Gregorio de Nacianzo, San Gregorio de Nisa, San Ambrosio, San Agustín, Proclo de Constantinopla, etc.-, hasta el punto de que el título de Madre de Dios se convierte en el más usado a la hora de hablar de Santa María.

La verdad de la maternidad divina quedó definida como dogma de fe en el Concilio de Efeso del año 431.


La Virgen María


"¿Y después de la muerte del Salvador? María es la Reina de los Apóstoles; se encuentra en el Cenáculo y les acompaña en la recepción de Aquél que Cristo había prometido, del Paráclito; les anima en sus dudas, les ayuda a vencer los obstáculos que la flaqueza humana pone en su camino: es guía, luz y aliento de aquellos primeros cristianos".(San Josemaría Escrivá)

LAS PRERROGATIVAS O PRIVILEGIOS MARIANOS 
La descripción de los comienzos de la devoción mariana quedaría incompleta si no se mencionase un tercer elemento básico en su elaboración: la firme convicción de la excepcionalidad de la persona de Santa María -excepcionalidad que forma parte de su misterio- y que se sintetiza en la afirmación de su total santidad, de lo que se conoce con el calificativo de "privilegios" marianos.

Se trata de unos "privilegios" que encuentran su razón en la relación maternal de Santa María con Cristo y con el misterio de la salvación, pero que están realmente en Ella dotándola sobreabundantemente de las gracias convenientes para desempeñar su misión única y universal.

Estos privilegios o prerrogativas marianas no se entienden como algo accidental o superfluo, sino como algo necesario para mantener la integridad de la fe.
San Ignacio, San Justino y Tertuliano hablan de la virginidad. También lo hace San Ireneo. En Egipto, Orígenes defiende la perpetua virginidad de María, y considera a la Madre del Mesías como modelo y auxilio de los cristianos.

En el siglo IV, se acuña el término aeiparthenos —siempre virgen—, que S. Epifanio lo introduce en su símbolo de fe y posteriormente el II Concilio Ecuménico de Constantinopla lo recogió en su declaración dogmática.

Junto a esta afirmación de la virginidad de Santa María, que se va haciendo cada vez más frecuente y universal, va destacándose con el paso del tiempo la afirmación de la total santidad de la Virgen. Rechazada siempre la existencia, de pecado en la Virgen, se aceptó primero que pudieron existir en Ella algunas imperfecciones.

Así aparece en San Ireneo, Tertuliano, Orígenes, San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Efrén, San Cirilo de Alejandría, mientras que San Ambrosio y San Agustín rechazan que se diesen imperfecciones en la Virgen.

Después de la definición dogmática de la maternidad divina en el Concilio de Efeso (431), la prerrogativa de santidad plena se va consolidando y se generaliza el título de "toda santa" –panaguía-. En el Akathistos se canta "el Señor te hizo toda santa y gloriosa" (canto 23).

A partir del siglo VI, y en conexión con el desarrollo de la afirmación de la maternidad divina y de la total santidad de Santa María, se aprecia también un evidente desarrollo de la afirmación de las prerrogativas marianas.

Así sucede concretamente en temas relativos a la Dormición, a la Asunción de la Virgen, a la total ausencia de pecado (incluido el pecado original) en Ella, o a su cometido de Mediadora y Reina. Debemos citar especialmente a S. Modesto de Jerusalén, a S. Andrés de Creta, a S. Germán de Constantinopla y a S. Juan Damasceno como a los Padres de estos últimos siglos del periodo patrístico que más profundizaron en las prerrogativas marianas.
  www.primeroscristianos.com





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Ateísmo: causas y consecuencias (versión 1940)

Ateísmo: causas y consecuencias (versión 1940):


Los años 40 del régimen franquista fueron los más duros en cuanto a represión e imposición de su ideología, fueron los “años del miedo” tal y como los definió Juan Eslava Galán en su estupenda obra. La década empezó con un apoyo manifiesto a la Alemania nazi, para darle más tarde la espalda a ésta cuando quedó claro que los aliados iban a ganar la guerra. Lo que no cambió fue el estado nacionalcatólico definido por una imposición del fascismo y del catolicismo como banderas del estado.

Criticar tanto al sistema político español como al catolicismo implicaba, como mínimo, acabar en la cárcel. Cárceles donde se imponía un sistema de “reeducación” en valores amparado por la iglesia. De igual forma la única enseñanza posible era la educación católica donde se dejaba bien claro lo que se pensaba de aquellos que no comulgaban con su credo. Los libros de religión de la época no dan lugar a engaños. Así en la obra “Apologética elemental” (1947) de la editorial Edelvives, que se empleaba como libro de educación religiosa, se daban las siguiente causas para que una persona “cayera” en el ateísmo:


La ignorancia religiosa: falta de estudios en materia religiosa.

En general, en la España de esa época se podía hablar de ignorancia a secas, ya que hasta la llegada de la II República no se hizo un serio esfuerzo por alfabetizar el país. Pero hasta pocos años antes, las únicas instituciones autorizadas para educar eran las religiosas, de ahí el altísimo número de seminarios y seminaristas existentes, por lo que esa afirmación echa piedras sobre su propio tejado. 
Posteriormente hacen suyas unas palabras de Voltaire para indicar el camino que le espera a un ateo:

El ateísmo es el vicio de los tontos; es una doctrina que ha sido inventada en las últimas sucursales del infierno. El ateísmo especulativo es la necia de las locuras; y el práctico, el mayor de los crímenes

Obvian decir, como no, que Voltaire no opinaba esto, sino que, según Voltaire, eso sería lo que opinaría todo aquel que viese al ateo como una amenaza, en concreto pone este comentario en boca de un príncipe. Voltaire se caracterizó el respeto hacia las ideas de aquellos que piensan diferente de uno mismo, algo poco extendido, desgraciadamente.

La entrega a pasiones como el sensualismo, el orgullo. Curiosamente esta razón es la misma que la que manejan los fundamentalistas evangélicos sois ateos para poder pecar. Aquí hacen suyas las palabras de La Bruyeres para demostrar la depravación del ateísmo:

Quisiera ver a un hombre sobrio, moderado, casto, justo, negando la existencia de Dios: es tal, por lo menos, hablaría sin interés; pero un individuo así no se encuentra

.

Una vez “analizadas” las causas del ateísmo, se sumerge en sus consecuencias, advirtiendo lo que les puede pasar si a pesar de todo persisten en la no enmienda:

Destruye la moral. Esta idea sigue vigente, la idea de que la moral sólo puede emanar de una creencia religiosa, que sin ella no se puede construir un sistema de valores, como si los sistemas de valores de las religiones no hubiesen sido creadas por seres humanos… Pero la clave la tenemos en la explicación de este punto:

la ley, la autoridad humana y aún la misma ciencia no son suficientes, por sí solas, para decidir al hombre a que practique la moral; se precisa de una sanción, y no una cualquiera, sino eterna.

Ah, es eso, sin la amenaza de la llama eterna el humano no es moral. Sólo mediante la educación basada en un castigo eterno se llega a ser un individuo moral…. ¡qué poca imaginación a la hora de inculcar valores!

Imposibilita la existencia de la sociedad: Si Dios no existe, ¿para qué obedecer a las leyes, respetar a los demás, practicar la justicia, la caridad y las virtudes sociales?.

Esto viene de toda una declaración de principios: “Si no hubiese una sanción eterna, ¿para qué practicar el bien?”. Aquí se nos muestra el pánico que sienten a alguien que afirme que el castigo eterno no es más que un mito, un mecanismo de control. Dado que ellos sólo pueden concebir la moralidad en base a su creencia, si ésta flojea se les cae todo su castillo de naipes. De ahí que para salvaguardar el castigo eterno primero lo aseguren mediante castigos terrenales a los disidentes.

Quita todo consuelo en las penalidades de esta vida. Según este punto una persona que no cree no puede obtener jamás consuelo. De hecho:

ante los mayores sufrimientos no bastan las amorosas palabras de los amigos o las vanas promesas de los filósofos; se precisa el consuelo de un Dios que preocupa por los que sufren, trabajan y esperan a Él

Si sólo el dios católico da consuelo, 3/4 partes de la humanidad son incapaces de obtenerlo, a menos claro que hayan encontrado otro mecanismo de obtenerlo, pero ¡un momento! que esto no trascienda.


Tras este divertido análisis sobre las causas y las consecuencias del ateísmo añade: “parece que el número de ateos debería ser muy crecido y, sin embargo, fuera de alguno que otro oscuro autor de la antigüedad, su historia es muy breve”. Cachondo decir esto en un estado de sitio religioso-militar continuo (basta ver la historia de Occidente), ¡lo admirable es que haya llegado la obra de alguno de ellos hasta nosotros!

El capítulo dedicado al ateísmo se cierra con una clasificación de sus tipos. No quiero cansar con tanta demencia, pero sí presentaros uno que me ha llamado la atención: el transformismo. No tiene nada que ver con los transexuales, sino que lo definen como

es el error de los que pretender explicar con exclusión de Dios, el origen y variedades actuales de los seres vivos por medio de mutaciones de unas especies a otras.

Ramalazo creacionista en toda regla, ramalazo que a veces se escapa también a los jerarcas del catolicismo en cuanto hay un micrófono encendido de incógnito cerca de ellos.

Esta fue la enseñanza religiosa del momento, intolerancia desde el poder, sometimiento o castigo. Y esta forma de pensar era toda una ideología donde la españolidad y el catolicismo debían de conquistar el mundo. Baste leer cómo se presentaba esa idea en los libros de Formación del Espíritu Nacional:

- A España le ha cabido el honor y la enorme responsabilidad de haber sido designada por Dios para cumplir uno de los destinos en la Historia de la Humanidad

- Por su sentido de Catolicidad, de Universalidad, ganó España al mar y a la barbarie continentes desconocidos. Los ganó para incorporar a quienes los habitan a una empresa universal de salvación (José Antonio Primo de Rivera: Puntos iniciales de la Falange).

- Nuestro destino misionero y nuestra vocación son ecuménicos, universales y lo mismo se cumplieron en la Roma de Teodosio que en los Concilios Toledanos, en Granada como en Mülhberg o en las ignotas regiones del continente americano, en donde los misioneros y conquistadores españoles ganaron para Dios y para la Iglesia Católica más almas que nación alguna pueda ganar jamás en el mundo. Nuestro destino no estará totalmente cumplido mientras exista un pueblo, una nación o un hombre que necesite de nuestra influencia para conseguir el fin eterno que Dios le ha señalado.

- En el orden sobrenatural, el destino español se caracteriza por la defensa y propagación de los valores espirituales de la religión católica.

- En la psicología del pueblo español, la fe religiosa, cristiana, católica, está tan indisolublemente unida y fundida con el sentimiento nacional, que no le es nada fácil al español ser español y no ser cristiano (Garcia Morente en “Idea de Hispanidad”).

- La religiosidad es un sentimiento innato en los españoles que se manifiesta desde los primeros tiempos de nuestra Historia con la adoración que prestaban los antiguos iberos a las fuerzas naturales: el Sol, la Luna, etc. Este sentimiento constituye la esencia de los españoles, que siempre intuyó un poder superior, hasta el punto de que Séneca, el más fiel intérprete del sentir español anterior al Cristianismo, podría tomarse como un apóstol más si tuviera el misticismo de nuestra religión.

- Nuestro catolicismo es algo más que una visión ecuménica, universalista, humana. Es la proclamación de una jerarquía de valores que antepone el orden espiritual a cualquier otra instancia y que da a la vida humana un sentido trascendente, inspirado en las más puras normas evangélicas de respeto a la dignidad el hombre.

Algunas de las personas responsables de estado policial-católico siguen entre nosotros, y otros más jóvenes se han apuntado a él. Ante las críticas hacia esta mentalidad se pide respeto, y no hacerlo les parece un acto de intolerancia. Un poquito de memoria por favor.

Referencia: Aurelio Rodrigo Sospedra. Formación del Espíritu Nacional (1956) Delegación Nacional del Frente de Juventudes. Con aprobación de Ramiro López Gallego (censor) y José María –no da apellido- (Obispo Auxiliar, Vicario General). Ed. Gior.

Por Manuel